Preguntas retóricas periodistas deportivos (711-720)

Para pensar, meditar y reflexionar...

711) ¿El programa con Walter Queijeiro y María Sussini más que “Lo mejor de Fox Sports” no debería llamarse “La zanahoria delante del burro”?

712) ¿Moria Casán, Graciela Alfano, Susana Giménez y Mirtha Legrand no parecen saber más de fútbol que Lito Pintos?

713) ¿No es notable con que presuntuosa autoridad hablan de la preparación física de los deportistas profesionales esa raza de periodistas deportivos compuesta por gordos adelgazados a régimen, a dieta o a abuso de photo shop?

714) ¿No es gracioso como los relatores y comentaristas de Torneos y Competencias por ideología futbolística y decisión empresarial tienen prohibido decir “pase bochinesco” o “jugada bochinesca”?

715) ¿Algunos periodistas deportivos no parecen ya o por lo menos merecen serlo representantes de determinados jugadores a los que tratan como sus defendidos o representados?

716) ¿No será que el problema de Gastón Recondo no es que haya llegado sexualmente virgen al matrimonio y que se jacte de eso, sino que todavía siga virgen de criterio periodístico, lucidez, capacidad de análisis, espontaneidad, poder de síntesis, compromiso social y ética profesional?

717) ¿No es lamentable con que pasmosa liviandad y temeridad dan presurosos diagnósticos médicos ciertos periodistas deportivos?

718) ¿Un niño, chico, gurí, chiquilín, nene o pibe con preescolar incompleto no conoce mejor el abecedario, la lengua, el lenguaje y el idioma castellano y/o español que Sergio Gendler?

719) ¿Será por ser oriundo de San Clemente del Tuyú y vecino del parque “Mundo Marino” que Martín Arévalo periodísticamente viva comiendo pescado podrido, que cual empleado del mes se esmere por hacer todo tipo de piruetas, morisquetas y payasadas que le ordenen sus jefes y que se la pase aplaudiendo dócil y obedientemente cual foca o lobito de mar amaestrado cualquier comentario, declaración, hecho, ocurrencia o decisión de los jugadores, cuerpos técnicos y dirigentes de Boca?

720) ¿No es notable como los periodistas deportivos pueden hablar dos horas seguidas sin decir absolutamente nada y encima sentirse los genios de la noticia, de la primicia y de la información y los dueños de la verdad absoluta?