Para pensar, meditar y reflexionar...
621) ¿Quiénes son más ridículos: los periodistas deportivos que se jactan de sabérselas todas por tirar datos superfluos, detalles innecesarios y recuerdos personales inservibles como Gastón Recondo, los que hacen una especie de cultura de la ignorancia, del desconocimiento y del desinterés como Marcelo Palacios, o los que cuando pegan un laburo fuera del ambiente estrictamente deportivo reniegan de su profesión, menoscaban sus orígenes y se las dan de superados, altivos y pedantes como el Chavo Fucks?
622) ¿Alguien se imagina si Atilio Costa Febre con esa capacidad de lobby y esa experiencia en armar operaciones de prensa a favor o en contra de determinados protagonistas de un club como River, lo que sería si se hubiera dedicado al periodismo político o general y a la política partidaria de partidos políticos?
623) ¿No es paradójico que para un estudioso y amante de los números, las cuentas y las operaciones matemáticas como el periodista deportivo y matemático best seller Adrián Paenza, el partido perfecto sea el que sale 0 a 0?
624) ¿Pepito Cibrián Campoy no parece saber más de fútbol que Lito Pintos?
625) ¿Sacando al Ruso Verea, a Quique Wolf, al Mariscal Roberto Perfumo y a alguna otra honrosa excepción, no da la sensación de que todos los demás ex futbolistas venidos a periodistas deportivos no son mamarrachos impresentables?
626) ¿No era más creíble cuando el payasesco e inimputable Guillermo Nimo decía ser el crítico número uno que cuando Mariano Closs dice ser el relator número uno de la Argentina sin ponerse colorado (bueno, por lo menos sin ponerse más colorado que lo que lo deja la cama solar)?
627) ¿No es exasperante el tono, los modos y la forma de hablar de Román Iutch?
628) ¿Viendo y escuchando al periodista boquense de Fox Sports, Martín Costa, no dan ganas de elegir las sierras?
629) ¿No es gracioso como para muchos periodistas deportivos el mundo pasa por una pelota?
630) ¿Quiénes son más ridículos: los deportistas que luego de conseguir un éxito deportivo se lo dedican a los periodistas que osaron cometer el pecado de no darlos como candidatos, lo que en los extraños códigos del deporte es leído como falta de confianza, subestimación, menosprecio, desconfianza, desprecio y falta de respeto, o los periodistas deportivos que promueven el autobombo y se jactan cuando eventualmente pegan un resultado o aciertan un pronóstico pero ignoran olímpicamente sus pronósticos fallidos, sus ansiosas exageraciones y sus sentencias lapidarias apresuradas?
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