Para pensar, meditar y reflexionar...
881) ¿Qué es más denso y pesado en la adoración religiosa periodística – mediática a Juan Román Riquelme: los que lo reverencian usando todo tipo de artilugios obsecuentes y chupamedias con tal de conseguir notas exclusivas, lucirse y darse corte como Juan Yankilevich, Sergio Gendler, Claudio Freire y Marcelo Palacios; los que adhieren a la pleitesía cool, fashion y modernosa de pátina ideológica - futbolística como le profesan Juan Pablo Varsky y Sebastián Vignolo; los que lo endiosan por cuestiones netamente económicas – financieras como los de Olé o los que lo idolatran con filosofías cercanas al extremismo terrorista y al fundamentalismo talibán como Horacio Pagani?
882) ¿No es gracioso como el Hadad boy, Ariel Donatucci, ex vocero del ex presidente de Chacarita, y por ende defensor de la pesada barrabrava del club, de la delictiva patota sindical y de la mafiosa trouppe política del testaferro menemista, hable tan impunemente del terrible flagelo de la violencia en el fútbol?
883) ¿No es notable que Daniel Cacioli en primera división sea cola de león y en el ascenso sea cabeza de ratón, pero que también en los corrillos multimediáticos sea panza de buchón, en el medio periodístico sea espíritu de cagón y en la vida misma sea alma de botón?
884) ¿Será porque se le terminó el curro en forma de coima que le pagaba la infiel dirigencia riverplatense y porque, como machista confeso que es no deja bajo ningún concepto que trabaje su legítima esposa, que Gastón Recondo debe traicionar su galopante homofobia y compartir empleo de igual a igual con Ronnie Arias y con Osvaldo Bazán?
885) ¿Cómo hacen para compatibilizar los periodistas bilardistas por un lado la propaganda, la alabanza, la exaltación, la adulación, la glorificación, el ensalzamiento, la celebración, la aclamación, el enaltecimiento, el endiosamiento, la entronización y la santificación del trabajo de la semana, de la obsesión táctica, del fanatismo de la cuantificación, de la búsqueda de la perfección robotizada, de la pretensión del resultadismo absuluto, de la minimización del factor suerte a fuerza de orden, planificación y repetición, y otras yerbas del mismo Bilardo o de los discípulos de su nefasta escuela, y por el otro la justificación, la complacencia, la defensa, el aplauso, la ovación, la aprobación, la congratulación, la felicitación, la complicidad, el respeto y la bendición mediática de las ridículas, infinitas y omnipresentes cábalas, tan lejanas a la fe verdadera y al laburo genuino, de estos carceleros y domesticadores de la técnica, de la inspiración, de la invención, del lirismo, del talento, de la espontaneidad, de la diversión y de la belleza del juego?
886) ¿Será cierto que Quique Wolff amenazó con no ir a la entrega de los premios Martín Fierro porque no le cursaron invitación a su amiga la pelota?
887) ¿Por sus primicias de papel glasé, Emiliano Pinsón no debería llamarse Emiliano Punzón?
888) ¿Quién disimula peor que cosa: Mario Vargas Llosa, Marcos Aguinis, Juan José Sebreli, Alejandro Rozitchner, Silvina Walger, Beatriz Sarlo y Jorge Asís su gorilismo o Juan Carlos Artelino su pasión xeneize?
889) ¿No es hora de que en TyC Sports a Leonardo Gallego, al igual que antes a Ezequiel Fretes, le vayan cambiando la función dentro del canal y que lo eximan buenamente de tener que seguir siendo el movilero en River Plate, ya que se le están empezando a notar las plumas?
890) ¿Quiénes son más demagógicos, hipócritas, tribuneros, politiqueros, falsos y fayutos: los comunicadores, periodistas y analistas políticos y económicos que se llenan la boca hablando de la necesaria redistribución de la riqueza, de la justa distribución del ingreso, de la impostergable reasignación de la renta y de la urgente repartición de los recursos, pero cuando un gobierno osa aumentar las retenciones y subir los impuestos y las tasas de los grandes contribuyentes o sea de los que más ganan, salen en defensa corporativa de la oligarquía hablando de “abuso” y “confiscación”, omitiendo entonces decir a quien carajo le va a sacar parte de sus extraordinarias ganancias para hacer dicho reparto entre los que menos tienen; o los periodistas deportivos que piden insistentemente que este o aquel futbolista juegue en tal o cual equipo pero omiten decir quien o quienes deberían salir para que ese o esos entren?
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